lunes, diciembre 24, 2007

"El General": un poema antibélico de Sassoon


Poeta victoriano busca venganza: En una carta de 1928 a Robert Graves, T. E. Lawrence, a quién Borges llamaba “Libertador de Arabia, traductor heroico de la Odisea, asceta, arqueólogo, soldado y gran escritor” le escribe admirado sobre unas memorias recientemente aparecidas: “Anybody can catch the ugly to the life: but to make the smoothly beautiful at once beautiful and not sticky —aha, that’s where the poet scores. Look at the ‘Memoirs of a Foxhunting Man’, to see how magically simple things, like birds, come to life again, on paper, specially for Sassoon, without any twisting of words, without baldness.” El autor que podía hacer mágicas cosas horribles y cotidianas, sin banalidades, era un poeta y excombatiente: Siegfried Loraine Sassoon, conocido en el frente como “Mad Jack”. Sassoon nació en una adinerada familia; su adolescencia se desarrolló a base de partidos de cricket, caza de zorros y lustrosos Colleges aristocráticos. Era un típico edwardian squire. Estudiante de leyes e historia en Cambridge, tuvo un papel como poeta de segunda línea en el movimiento georgiano, una breve reacción contra el victorianismo. Los georgians (llamados inevitablemente Squirearchy, por su editor J. C. Squire) fueron olvidados por la aplanadora modernista, y de ellos los más importantes fueron D. H. Lawrence y Robert (von Ranke) Graves, pero había nombres como Chesterton, Monro o Vita Sackville-West (gran amor de Virginia Wolf). Los georgians seguían siendo conservadores en sus propias palabras, aunque modernos y progresistas en la estética. Su nombre fue en honor a la coronación de George V y al inicio, se suponía, de una nueva era de grandeza imperial británica con liberalismo de nuevo cuño. La doble pinza del modernismo (“The Waste Land” de Eliot se editó en 1922) y del Imagism y Vorticism de Pound acabó con sus limitadas expectativas. Las miserias de la guerra desdibujaron su optimismo cínico de clase alta. Como testimonio literario queda la edición de Edward Marsh (secretario de Churchill en el Ministerio de la Marina) de una antología satírica en varios volúmenes llamada “Georgian Poetry”, la cual apareció el primer poema de Sassoon, una parodia firmada con seudónimo, titulada “The Daffodil Murderer”, escrito en 1912 cuando contaba con 26 años. Graves recuerda la fama de Sassoon cuando se encuentran en el frente del Somme en 1915: “Siegfried Sassoon había publicado hasta la fecha, en ediciones privadas, unos cuantos poemas pastorales muy al estilo de cierta poesía del siglo XVIII y XIX, y una sátira sobre Masefield que en un momento determinado abandona el tono paródico para convertirse en un poema bastante bueno a la manera de Masefield”. Marsh vinculaba a los poetas georgianos con el poder del estado, los tories y el mundillo de la aristocracia política. Una anécdota relaciona a Sassoon, Marsh y Pound. Marsh le escribe a Pound pidiéndole dos poemas para la antología, pero no pudieron ponerse de acuerdo en cuales serían, al tardar la antología se edita con Sassoon pero sin Pound. Al estallar la guerra en 1914, Sassoon se presenta como voluntario en el regimiento Sussex Yeomanry, dos días después de la declaración oficial de guerra del Reino Unido a las Potencias Centrales. Tuvo suerte. Un accidente en su caballo le obligó a permanecer en Inglaterra mientras su regimiento partía hacia la carnicería en Gallipoli, Turquía. Allí tendría su primera pérdida: su joven hermano Hamo es herido y muere en un buque-hospital. Se lo sepulta en alta mar. Convencido de la causa de la Entente, ebrio de patriotismo parte hacia Francia, ahora en el “Royal Welch Fusiliers”. Paradójicamente el regimiento de los poetas, allí están reclutados el propio Sassoon, Graves, David Jones y Hedd Wyn. Le ahoga la venganza. Su único objetivo es matar alemanes: muchos y rápidamente. Viaja con una mochila que representa el canon de lectura de un joven victoriano de clase alta: “Tess of the d’Ubervilles”, “Far from the Madding Crowd” y “The Return of the Native” de Thomas Hardy, ensayos de Charles Lamb y “Mr. Sponge's sporting tour” de Robert Smith Surtees. Pero los horrores extremos del frente y la hipocresía social de la retaguardia le harán modificar para siempre su perspectiva plana de la realidad: “en 1917 recién empezaba a aprender que la vida, para la mayoría de la población, es una fea lucha contra la injusticia del destino, que suele culminar con un funeral barato”. Aquí nos interesa la conjunción, en tiempo y espacio, de hombres notables con eventos históricos desgarradores. Y cómo, de esta discontinuidad, nace la paradoja de un nuevo estilo. Un estilo satírico, cortocircuito emotivo e intelectual, que inaugura un nuevo modo de escribir y de crítica a la ideología. Este pensamiento negativo generó, desde el diagnóstico precoz sobre las ruinas y miserias de la guerra interimperialista, senderos hacia la izquierda o hacia la derecha. Su soporte es la memorialística, y en menor medida la propia poesía. Sassoon desarrollará su Kritik en ambos géneros.

El Gran Hombre: “Avistamos a un grupo de oficiales montados que se habían instalado debajo de los árboles, a un costado del camino. Desde la cabeza de la marcha corrió la voz hacia atrás de que era el comandante del cuerpo. Como sólo había tres comandantes del cuerpo en cada ejército, se los veía rara vez, de modo que se difundió entre nosotros un intenso interés que nos impulsó a desviar los ojos hacia la izquierda para echarle un buen vistazo. Cuando nos acercábamos marchando penosamente al sitio donde se encontraba el Gran Hombre, nuestro coronel Easby se separó de la cabeza de la columna, cabalgó hacia el general y le hizo la venia. El general (que no ofrecía un espectáculo muy notable, ya que su interesante colección de medallas se encontraba oculta bajo un abrigo impermeable) ignoró nuestras miradas de reojo; estaba demasiado ocupado… y mientras la compañía de Leake pasaba frente a él, el general estaba gritando algo acerca de por qué demonios los soldados no llevaban cubierta la boca de sus rifles (ya que esa era una de sus ‘ideas especiales’)… ‘Lástima que él mismo no tenga la boca cubierta’, comentó alguien en las filas, expresando así el sentimiento generalizado. El general se mostró igualmente insultante por que la tropa de cocinas transportaba escobas y otros objetos útiles. Muy pocos de nosotros volvimos a ver de nuevo al general comandante del cuerpo.” Así relataba en su diario personal de la Primera Guerra Mundial el poeta Siegfrid Loraine Sassoon los últimos momentos antes de entrar en acción. Sassoon era todo un senior poet que había sido acusado de tener una neurastenia aguda debido a sus críticas, no sólo a la guerra en sí y sus objetivos económicos-coloniales, sino al corazón del sistema político y militar del Imperio Británico. Y a la burocracia militar que “por cierto estaban aprovechando al máximo su Gran Oportunidad de obtener condecoraciones y una buena reputación de líderes”.
El momento: abril de 1917. El lugar: al sur de la ciudad de Arras, la cuna de Maximilien Robespierre. La batalla conocida como la “Battle of Arras” consistió en realidad en una ofensiva general en varias etapas, la “Spring Offensive”, que intentaba en una operación doble (franceses y tropas del Commonwealth) y gracias a la superioridad material y humana, realizar un hueco en las fortificaciones alemanas, la famosa “Hindenburg Line” (para los alemanes la “Siegfriedstellung”). Mientras Sassoon se desplazaba con su regimiento, el 2nd Royal Welch Fusiliers, por la carretera de Amiens a Doullens se encuentra con un general: el Gran Hombre. Hemos averiguado que se trataba de Sir Frederick Ivor Maxse, comandante del XVIII Corps, uno de los tres cuerpos de ejércitos británicos que estarán implicados en la batalla. Maxse era un oficial a la vieja usanza, hijo del Admiral Frederick Augustus Maxse, había comenzado su carrera en la India y la colocación en diferentes y prestigioso regimientos de la Reina habían sido pagados por su adinerada familia. Su comportamiento profesional en la Gran Guerra fue dispar, achacándole un retirada innecesaria durante la ofensiva alemana de 1918, la Frühjahrsoffensive (Operation Michael). El ficcional “Easby” del diario era en realidad el comandante del regimiento, el teniente coronel W. B. Garnett. La anécdota se transformará en un poema epigramático y mítico.

1917: ¿el año de la victoria aliada?: el généralissime francés Robert Nivelle, experto artillero, sedujo tanto a su gobierno como al británico con la idea de una rápida victoria. Comandante en jefe del ejército francés planeó una ofensiva en profundidad en dos pinzas para cortar la saliente alemana que apuntaba a Paris. Contaba con sacar ventaja de ataques masivos frontales en frentes cortos al amparo de una barrera de fuego artillero y, por supuesto, al nueva arma: los tanques. Seducido por esas perspectivas, Lloyd George aceptó colocar tropas británicas bajo su mando. Los políticos se frotaban la mano esperando el fruto de una victoria rápida y gloriosa. Nivelle tenía un defecto: guardar un secreto no era su punto fuerte, y que habría hablado de su ofensiva en el curso de una comida a unas damas muy seductoras. Para colmo, los alemanes encontraron un ejemplar de su plan de ataque en una trinchera capturada. La ofensiva desencadenada no gozó pues de ningún efecto de sorpresa contra unas defensas poderosas el 16 de abril de 1917, y tanto la de Arras como la batalla del Chemin des Dames se saldó con un fracaso, con gran coste en vidas humanas: los Aliados perdieron 350.000 hombres (100.000 franceses) a cambio de unas ganancias territoriales misérrimas. En la furiosa batalla en los aires se lució un piloto de avión muy especial, der Roten Baron Manfred von Ritchthofen y en una trinchera alemana cerca de Arras escribía sus memorias otro testigo excepcional, un tal Ernst Jünger describia como “en aquellos días se libraron por encima de nuestras cabezas varios enconados combates aéreos. Casi siempre terminaban con la derrota de los ingleses, pues la escuadrilla de Richthofen sobrevolaba entonces la zona”. Tan sólo en el primer día de la batalla, el ejército galo tuvo 40.000 muertos. Este hecho fue el desencadenante de los famosos Motines de 1917 en el Ejército francés, cuya represión se saldó con un elevado número de soldados franceses fusilados. Francia estuvo al borde de tener una revolución al estilo ruso o alemán. Stanley Kubrick se inspiró en la ofensiva de Nivelle para su película “Paths of Glory” Senderos de gloria, en 1957. Tan escandalosa fue la ineptitud profesional de los altos mandos y removía de tal forma la memoria colectiva que la película estuvo prohibida en Francia hasta 1975. Los británicos tuvieron un poco más de suceso al sur de Arras, pero igualmente sus pérdidas fueron sangrientas. Si se calcula con una base diaria, más de 4.000 soldados ingleses eran muertos o heridos por día, una cifra inigualada en cualquiera de las otras batallas de toda la guerra, un ritmo de matadero que se mantuvo desde el 9 de abril al 15 de mayo. Cuando la batalla comience a las 5:30 am, Sassoon y su regimiento se encuentran como reserva en Basseaux a tres kilómetros del frente, esperando órdenes. En el pueblo de St. Martin-Cojeul, en el único lugar donde se penetró en las defensas el primer día del ataque, Sassoon comprueba la formidable construcción de la Sigfriedstellung construida con miles de prisioneros rusos: doble líneas de trincheras, con búnkers de concreto cada 50 metros, agua potable, luz eléctrica, líneas compactas de alambre de espino de diferente diseño, refugios para las tropas con cocinas y dormitorios, todo intercomunicado con túneles. El 15 de abril los Royal Welch son llamados a la lucha. Con su habitual independencia e impulsividad, Sassoon deja su compañía y crea un grupo de combate propio, encontrando un grupo de ingenieros que lo guiaron hacia el frente. Mientras reocupaban las trincheras se encontraron con la muerte: estaban rodeados de un inmenso campo de cadáveres indistintos, muchos de los cuales estaban allí desde las luchas del 9-10 de abril “y por todas partes las destrozadas efigies de los muertos que eran nuestro memento mori”. Explorando una trinchera trata de escaparse de una ametralladora enemiga para caer herido por el disparo de un francotirador: “en cuanto asomé mi tonta cabeza por esa zanja, sentí un estupendo golpe en la espalda, entre ambos hombros... me recosté contra la pared de la trinchera y cerré los ojos”. Un sargento milagroso lo descubre abatido y lo transporta hacia la retaguardia. Justo después de tan sólo cinco días en la zona del frente y poco más de cuatro horas de “close combat” un maltrecho Sassoon regresaba a Inglaterra vía un buque-hospital el 20 de abril de 1917.

El poema: “brevitas et argutia”: Sassoon escribió “The General” en su período de convalecencia en el Denmark Hill Hospital durante la última quincena de abril. El manuscrito de puño y letra (foto) está firmado en mayo de 1917. Incluye una pequeña caricatura en la parte superior del encuentro histórico. Existen varias versiones con pequeños cambios y variaciones. Se trata de uno de los poemas más satíricos y duros de la generación de los llamados “Poets at War”. El estilo es epigramático, “satirical epigram”, con influencias notables de los sonetos de Shakespeare, cierto pathos de Browning y la ironía de Hardy. Recordemos que el epigrama tiene su origen griego en una inscripción en verso (dísticos) de carácter votivo o funerario, que derivó en un uso reflexivo, exhortativo, político irónico y cínico. Por ejemplo, las nugae son poesías breves, desenfadadas, ricas de humor corrosivo que se resuelven en un aguijón final. En sus “Poetices libri septem” (Lyon, 1561), el humanista Julio César Escalígero define el epigrama como: “Poema breve cum simplici cuiuspiam rei, vel personae. vel factis indicatione; aut ex propositis aliquid deducens” (III, 126), estableciendo dos características concluyentes: “brevitas et argucia”. La mayoría, sino todos, los poemas antibélicos de Sassoon son en este sentido epigramáticos. El poema está divido en un “nosotros” y un “él”. Primero adopta el punto de vista del soldado raso, “rank-and-file” (Harry y Jack no son individualidades) y de sus cuerpos. Como innovación se incrustan fragmentos de lenguaje coloquial popular (“most of’em dead”; “slogged up”). El lenguaje es sorprendentemente sencillo: la línea 2 consiste enteramente en palabras de una sílaba, igual que el resto, con solamente una palabra de más de dos sílabas (“incompetent”) en el poema entero. El style epigramático lo define de manera genial el propio Sassoon como “two or three harsh, peremptory, and colloquial stanzas with a knock-out blow in the last line” (dos o tres duras, imperativas y coloquiales estrofas con un golpe de knock-out en la última línea). La puntuación ortográfica desaparece. El poema no tiene mensaje explícito, cualquiera lo comprende a cien años de distancia. Las líneas en puntos suspensivos indican un efecto de tiempo (“As they slogged up to Arras”) en el que Harry y Jack son masacrados en un ataque vanidoso y estéril. La otra cuestión formal, inaprensible en español, es la musicalidad, un elemento clave en el formalismo de Sassoon quién creía en la capacidad restaurativa del poder de la música. Su definición del poeta como “full and living voice” lo dice casi todo.

Nuestra traducción se basa tanto en el primer esbozo como en la versión aparecida en “Cambridge Poets of the Great War: An Anthology” Michael Copp publicado en 2001 Fairleigh Dickinson University Press. (Nicolás González Varela)

The General

‘Good-morning; good-morning!’ the General said
When we met him last week on our way to the line.
Now the soldiers he smiled at are most of ’em dead,
And we’re cursing his staff for incompetent swine.
‘He’s a cheery old card,’ grunted Harry to Jack

As they slogged up to Arras with rifle and pack.

. . . .

But he did for them both by his plan of attack.


“El General”

“’Buenos días, buenos días’, dijo el General
Cuando nos encontramos con él una semana atrás camino del frente.
Ahora la mayoría de los soldados a quienes sonrió están muertos,
Y maldecimos su mando por ser un cerdo incompetente.
‘Es como una vieja tarjeta de felicitaciones’, le gruñó Harry a Jack

Cuando ascendían hacia Arrás con el rifle y la mochila.

. . . .

Pero él acabó con ambos con su plan de ataque”

(Traducción de Nicolás González Varela)

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5 Comments:

Blogger Paz Tyche said...

¿si te desatan los huesos te caes?
¿ y si los Generales se dieran muerte a sí mismos?

11:05 p.m.  
Blogger Daniel Yanez-Gonzalez said...

Excelente y completísimo ensayo.

No sé si conocerás la película del 91 "Regeneration". Está basada en las experiencias personales de los soldados traumatizados que fueron atendidos en un hospital de la capital escocesa. Uno de ellos, cómo no, nuestro gran poeta Sassoon.

Paz y mi más cordial enhorabuena.

Daniel.

9:44 p.m.  
Blogger NiklasGV said...

Gracias Daniel. Por supuesto conozco la película, la he nombrado en otro artículo sobre el poeta Wifred Owen. Un abrazo de sevillano a gaditano.

10:36 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

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6:56 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

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1:02 p.m.  

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